Situado al noroeste de El Havre, en la comuna de Octeville-sur-Mer, el aeropuerto de Le Havre-Octeville oferta vuelos comerciales así como turísticos. Su destino principal es el aeropuerto de Lyon-Saint-Exupéry, desde donde los pasajeros pueden realizar trayectos a toda Francia y Europa. Los vuelos con salida desde la Terminal 2 están operativos de lunes a viernes (ida y vuelta). Gracias a los aviones fletados por las agencias de viaje locales, durante todo el año se ofertan vuelos con destinos vacacionales, principalmente a las grandes ciudades europeas. Las áreas de aparcamiento cuentan con una superficie total de 28 600 m² y el aeropuerto dispone de dos pistas. Una de ellas mide 950 m de longitud y 25 m de anchura. El parking, que alberga 160 plazas, es gratuito. El aeropuerto dispone además de una parada de taxis, un restaurante y cuatro mostradores de compañías de alquiler de coches: Avis, Hertz, Europcar y National Citer.
¡El Havre es un destino que merece la pena! Puerto marítimo de la Alta Normandía creado bajo el reinado de Francisco I, es una ciudad poco conocida por los turistas, que visitan sobre todo las vecinas Honfleur y Deauville. Aunque la ciudad sufrió los estragos de la guerra, fue reconstruida y reconocida a nivel internacional. La obra de Auguste Perret, apodado «el poeta del hormigón», contribuyó a su inclusión en la UNESCO en 2005. Para tus vacaciones, reserva un vuelo a El Havre y ven a visitar sus importantes edificios históricos: la abadía de Montivilliers, la catedral de Notre-Dame o el palacio d’Orcher. El Volcán, espacio cultural de insólita forma, o la Iglesia de San José, auténtico icono de la ciudad, ilustran la hábil combinación de modernidad y arquitectura medieval. Ya puedes reservar una habitación de hotel en El Havre cerca de uno de estos lugares. Eugène Boudin, Monet y Dufy, artistas de renombre, residieron aquí mientras pintaban algunas de sus grandes obras. «Impresión, sol naciente», origen del movimiento Impresionista, ¡se pintó en El Havre! A pocos kilómetros siguiendo la costa, Étretat –muy querida para Maurice Leblanc–, o Fécamp y su precioso Palacio Bénédictine, son magníficas ciudades que no puedes olvidar si visitas las cercanías del estuario del Sena.